- ¿Cuándo te enamoraste de mí?
- ¿Yo? Desde el primer momento. ¿Y tú?
- Yo también.
- ¿Y porqué...?
- Soy viejo y enfermo.
- Eso no importa.
- Ahora no importa. ¿Y después?
- No hay que pensar en el mañana. No hay que planificar nada. Hubo quien planifico todo...
- ¿Quién?
- No importa quién...En la historia hay muchos ejemplos: Hitler, Napoleón.
- ¿Ha querido a alguien?
- Ahora me parece que no.
- Te pido una cosa... Mientras estemos juntos, no estés con nadie más.
- Siempre estaremos juntos. Un hombre de verdad no debe huirle al amor. No debe temer ser débil y enfermo.
- No soy un hombre de verdad. No me conoces.
- Eres tú el que no se conoce. Eres fuerte, talentoso. Eres el mejor de todos. Fuiste desdichado.
- ¿Porqué lo dices?
- Mírate en el espejo. Las personas felices no tienen esa cara. Estás muy cansado porque viviste una vida que no era la tuya.
- Eres aún joven. No tienes costumbres.
- Tengo la costumbre de la soledad.
- ¿Amas tu soledad?
- ¿Acaso se puede amar la soledad?
- Yo la amaba hsta que te encontré. ¿No me abandonarás?
- Yo soy tu perro. Voy a seguirte de cerca hasta que te canses. Y si te cansas, te seguiré de lejos.
- No digas eso...
- ¿Yo? Desde el primer momento. ¿Y tú?
- Yo también.
- ¿Y porqué...?
- Soy viejo y enfermo.
- Eso no importa.
- Ahora no importa. ¿Y después?
- No hay que pensar en el mañana. No hay que planificar nada. Hubo quien planifico todo...
- ¿Quién?
- No importa quién...En la historia hay muchos ejemplos: Hitler, Napoleón.
- ¿Ha querido a alguien?
- Ahora me parece que no.
- Te pido una cosa... Mientras estemos juntos, no estés con nadie más.
- Siempre estaremos juntos. Un hombre de verdad no debe huirle al amor. No debe temer ser débil y enfermo.
- No soy un hombre de verdad. No me conoces.
- Eres tú el que no se conoce. Eres fuerte, talentoso. Eres el mejor de todos. Fuiste desdichado.
- ¿Porqué lo dices?
- Mírate en el espejo. Las personas felices no tienen esa cara. Estás muy cansado porque viviste una vida que no era la tuya.
- Eres aún joven. No tienes costumbres.
- Tengo la costumbre de la soledad.
- ¿Amas tu soledad?
- ¿Acaso se puede amar la soledad?
- Yo la amaba hsta que te encontré. ¿No me abandonarás?
- Yo soy tu perro. Voy a seguirte de cerca hasta que te canses. Y si te cansas, te seguiré de lejos.
- No digas eso...