El desarraigo del corazón es la peor cosa que le puede suceder a alguien y sin embargo de desarraigo en desarraigo vivimos, odiando, amando y perdonando a gentes, a uno mismo, a objetos queridos y hasta a instituciones; como si la universidad, el colegio o la casa tuvieran personalidad propia y pudiéramos sentir su aliento y su vida no obstante el desarraigo nos permite sobrevivir a situaciones que son insoportables
El arraigo por el contrario nos ata a situaciones increíblemente amargas; por tradición, por seudo amor o por cualquier otra razón que invente nuestro cerebro
Me fui con desarraigo del corazón, me fui libre, sola, sin pretensiones de nada solo por irme y solo cuando llegué me percaté de que tenía hogar, cuerpo y terruño y como siempre demasiado tarde
Entonces el desarraigo del corazón se convirtió en arraigo obsesivo, en sueños, en desesperación; en extrañar lo que alguna vez vulgar ahora santo y perfecto, maravilloso, sacro aunque solo fuera así para mi
Entonces decidí volver
El arraigo del corazón me hizo caminar por las calles de Lima todo un mes drogada, saboreando el cielo, oliendo música, arrastrándome tras las luces mágicas del puente Rayitos de sol sobre el río Rimac, al lado del que era el hombre de mi vida en ese momento y que gracias al desarraigo definitivo del corazón ya no está más en mi vida
Y así voy de desarraigo en desarraigo, de olvido en olvido, de ruptura en ruptura y de recomposición eterna
Inicié este blog en el año 2010 con un poema que ilustraba quién era supuestamente yo, pero la idea era saber quien era yo realmente y por eso lo llamé cerradaporinventario, porque estuve cerrada: buscando lo que se perdió, lo que dí por ganar y perdí... contando lo que tenía y lo que se ha ido para siempre
Han pasado tres años y seis meses y ya terminé de inventariarme
Y siendo quién soy me acepto, inmensamente feliz, en este cuerpo, en este lugar, en esta hora
Kathryn Páucar
Lima, 1 de octubre 2013