sábado, 1 de septiembre de 2012

el cielo y el infierno

Una niña con una caperuza roja recorre permanentemente estas mis calles, no puedo evitarlo, sea lo que sea que esté haciendo esas calles están presentes; mi tiempo se detuvo en ellas, en sus pistas, en sus tiendas, en esas calles de Chincha. 
Cuando soy feliz las veo, están ahí intactas, no ha pasado el tiempo por ellas, ningún terremoto ha cambiado sus formas, cuando tengo angustia aparecen también ante mí; esas calles, esas calles me obsesionan y me liberan. 
Estoy en Chincha, adoro estas palmeras y esta alameda, me encanta sentarme en sus bancas y ver los micros amarillos pasar.

...

Y Diana finalmente llegó aunque para eso esperé un año, llegó sin nada, sin sorpresas, sin oportunidades, llegó para decirme que ya no espere en ese lugar, que esas calles de Pueblo Libre no eran para gente patética como yo, que no me humille más, que ya no espere. 
Esperé a dos hombres en esas calles y ahora ninguno está conmigo, tengo terror al pensar que esta espera podría ser eterna.

Alguien me dijo que la paz era más fuerte que el amor… 

Y ahora lo estoy comprobando.




Apoteosis al deseo no cumplido
obra mía
2008