lunes, 21 de mayo de 2012

A veces ni lo imaginas...

A veces a las princesas soñamos con nuestro vestido blanco y el quinto aniversario... nos gustaría ser mecidas suavemente en brazos del principe amado y recibir una caricia en la mejilla de esas que yo he tenido tantas, menos esta noche. A veces a las princesas nos gustaría no tanto deshacer las camas, sino hacerlas antes del primer café. Las princesas ya no ponen cuernos pero tampoco un te quiero en los labios, las que un día serán reinas se ahogan en vasos de agua y esperan horas sentadas junto al teléfono una llamada que llegará, o no. A veces a las princesas les da por ser orgullosas y otras por tocar paladar ajeno con la punta de la lengua. Algunas piensan que el amor es un salvavidas incondicional y categórico. Algunas princesas les da por ponerse de puntillas con catorce años y soñar con que son mayores, e imaginarse que de repente la agarraran por la cintura y bailarán con ella un tango. Y que alguien las arropará cada noche cuando llegué el frío. Las princesas de no más de metro sesenta, de manos pequeñas y corona valiente que entonan el rosa rosé, y de vez en cuando mienten. Las de si saltas tu salto yo, y al final no salta nadie. A veces, sueñan con volar y salir por la ventana y se van con el segundo tarambana. Las despechadas de poco pecho y las que creen en cuentos de hadas, que sueñan que son amadas. A veces, las princesas que hacen post como raperos y recogen fresas de los invernaderos, no quieren ser Mesalina. Y quiénes son esas princesas a veces ni lo imaginas...