miércoles, 30 de marzo de 2011

Inocente de cuerpo

Ya no te amo como cuando tenía cerebro
Como cuando tenía corazón
Ahora te amo con el estómago
Con el hígado


Porque siempre dijiste lo que no quería oír

No te perdono tus tardes tristes tus placeres solitarios
Tampoco te perdonan mi cuerpo ni mis límites bordados


No te perdona mi axila ni mi espalda ni los centímetros que me faltan para ser perfecta


No te perdona mi boca ni mi nariz ni mi madre
Porque me dijiste cientos de veces que eras verdad
Y que tus piernas solo te servían para recorrer lugares inofensivos


No te perdonan mis uñas ni mis ojos ni mis dientes
Porque a veces olvido que soy mujer y doy dos pasos y me visten de rosa


No te perdono el haberme parido
Cuando no era mujer cuando no estaba completa


No te perdono el haberme amado un día triste de cenizas y rosas


No te perdono ahora


Pero te condeno y te guardo viejas espinas en este agujero rojo que se parece a mi corazón



                        Fragmento del dibujo: Siempre seré un ángel solitario