lunes, 25 de julio de 2011

Definitivamente, tal vez...

Tenía unas ganas terribles de decirle, como la más trivial de las mujeres:
¡No me abandones, no dejes que me vaya, dómame, esclavízame, sé fuerte!
Pero eran palabras que no podía y no sabía pronunciar...

Le tenía compasión y lo odiaba y lo quería y le tenía miedo y lo extrañaba...

Felizmente soy una sobreviviente de mis esperanzas.